Lo mas horrible de enamorarse de una ciudad es el echo que al cerrar los ojos puedes sentir que aun estas allí, recorriendo sus calles, gozando con sus sonidos, descubrí
endo la fauna urbana que la configura…
Normalmente esta es la sensación que tengo al volver de uno de mis viajes, el echo de poder sentir la ciudad, el gentío o la calidez solo con cerrar los ojos, y como no, San Francisco no podía ser una excepción, es mas, pienso que puede ser un indicador de como debería hacerte sentir una ciudad.
Salvaje y tranquila, urbana y rural, caótica a ratos y perfecta a otros, europea pero a la vez se siente el auge del nuevo mundo en ella, San Francisco es como cualquier otro lugar del mundo, un lugar en el que la gente habita y disfruta, pero todo con un aire californiano, enmarañado con el enorme honor de poseer el titulo de la ciudad mas “liberal” de toda Norteamérica, un oasis que se adentra en el Pacifico y 
recoge de el sus brumas nocturnas, que son una de sus señas de identidad, para pasar de un cielo despejado a una nieva que imposibilita ver mas allá de la planta 15 del Transamerica Building o de vislumbrar siquiera una de las características torres rojas de acero que conforman el Golden Gate…
Dice una canción de Jazz, “I left my heart in San Francisco” y no podía ser mas cierto de lo que en este momento siento, y si queréis entender por un solo momento de que estoy hablando solo podéis recorrer las 16 horas de avión que nos separan de allí para saberlo, porque por mucho que hable de ello, solo al cerrar los ojos puedo sentirme allí….
I left my heart……………
Tammy
